jueves, 22 de febrero de 2007

DON PACO I

Él se define como maestro, entre “profesores”, y cuando las cosas se ponen raras, saca pecho, y se apellida “vocacional”. Sus alumnos le llaman Don Paco.

Cuando llega a un centro nuevo, suele pedir siempre un favor. ¿me podéis dar la tutoría del curso más problemático?. Evidentemente, siempre se lo conceden. Este tipo de cursos no suelen tener muchos novios (ni novias).

Cuando estamos hartos de hablar mal de los maestros, este tipo es capaz de irse con su coche (fuera de su horario de funcionario) a visitar la casa de la familia de un alumno, puesto que la familia no acude al centro, ni a la hora de tutoría, ni a ningún otra hora.

He tenido el privilegio de trabajar junto a él, de ilusionarme en sus proyectos, cuyo único objeto es el de mejorar el presente y el futuro de aquellas chavalas y chavales a los que las circunstancias de la vida les han trazado un futuro negro, muy negro, sin matices.

Don Paco, frente a todas esas circunstancias, tiene la mala costumbre de no resignarse. Y no es ni un iluso ni un infeliz. Con esa cabezonería, de la que presume, le he visto movilizar un instituto de educación secundaria, incluido algún “profesor” de los que él denomina “de pata negra”.

Es listo, tremendamente listo, capaz de trazar su plan, dosificarlo, administrarlo, darle a cada uno la información personalizada para engancharlo al proyecto, no es amigo de salir en la “foto”, aunque si el “posado” trae aliados o recursos a la causa, no dudará en estar en ella.

En fin, Don Paco es un vivo ejemplo de los que se “arremangan y se “mojan”, de los que transforman, de los que cambian día a día el mundo, de los que no salen en las primeras páginas de periódicos y revistas, de los que le dan todo su valor a la palabra “maestro”, de los que reviven a los muertos, de los que coloquialmente llamamos “un tipo que vale la pena”.

Y, por si esto no fuera poco, sus alumnos le adoran.

miércoles, 21 de febrero de 2007

DON NICO I

Don Nico nos recibió en el aeropuerto con un folio entre sus dos manos, a la altura del pecho, donde estaba escrito mi nombre en mayúsculas. Apretó mi mano con su mano ancha y una gran fuerza, a la vez que nos ofrecía la mejor de sus sonrisas.

Nos ayudó a subir las maletas a la parte de atrás del Mitsubishi pick up que conducía. Serían alrededor de las tres de la madrugada, subimos al todoterreno y nos llevó en busca de un hotel en Ciudad de Guatemala.

Desde que nos vimos, hasta el día que nos despedimos, no dejó de hablar, cosa que siempre he agradecido. Esa locuacidad fue como un curso intensivo sobre la Guatemala real. No sé al final cuántas horas estaríamos juntos, pero puedo afirmar que lo que aprendí con él, no lo aprendí ni con los medios de comunicación ni con las personas importantes con las que tuve la suerte de compartir parte de mi tiempo en ese país. He de decir, en honor de todos ellos, que también me enseñaron, y que guardo un agradable recuerdo de todos ellos.

Si tuviera que definir el carácter de este gran hombre con una sola palabra elegiría la alegría. Pero, como puedo describirlo como lo vi, también la tenacidad era fiel compañera suya. Tenía, asimismo, la listeza de aquel que ha tenido que vivir en la escasez y también el sentido común de los sencillos.

Para mí encarnaba perfectamente la figura de Sancho Panza.

Bueno, iniciamos el primer viaje con este coche y con este conductor, de los muchos que haríamos en los siguientes días. Este primer tramo de “manejo”, que es sinónimo de conducción, ya nos mostró las dotes de Fittipaldi de Don Nico. Con cada curva nos íbamos al lado correspondiente a las leyes de la inercia, y, como las suspensiones del todoterreno, ya de por sí duras, tenían tantos años como el coche, los saltos que dimos me recordaron mi infancia en un tiovivo, sólo que un poco más violentos.

Desde el aeropuerto hasta el hotel nos fue informando de la agenda del día siguiente. Una agenda que se ceñía a la hora en que nos esperaban en Quetzaltenango. Pero, debido a que al día siguiente los maestros de la escuela pública tenían previsto bloquear la capital, debíamos salir de madrugada. Tremendo, eran sobre las tres de la mañana, debíamos salir antes de las seis y media, total, después de 18 o 20 horas por el mundo, con el cambio horario de por medio, podíamos dormir dos horas, era un excelente comienzo.

Este primer trayecto, de apenas una hora, fue suficiente para mostrarnos las dotes de gran orador que poseía nuestro amigo.

Al final llegamos a un hotel, en un callejón oscuro y con un patio interior donde aparcar el vehículo.

Cuando nos despertamos, bajamos a desayunar y allí estaba ya Don Nico silbando y con su gran sonrisa: ¿Qué tal?, pues con un montón de sueño....

viernes, 9 de febrero de 2007

Pequeños homenajes.

Una de las características de nuestros tiempos, es que se convierten en famosas, en el sentido de conocidas, muchas personas que nada aportan al bien común. Si acaso, son ejemplo de valores nada favorecedores de una sociedad basada en la solidaridad, el respeto al medio ambiente, en la ayuda, en el esfuerzo hacia el bien social, etc.
Por lo tanto, como todos conocemos a excelentes personas, ejemplo de buen hacer, pienso dedicar este blog a hablar de ellas tanto de las que tengo la fortuna de conocer personalmente, como de aquellas que vaya conociendo a través de cualquier medio.